lunes, 2 de julio de 2012

Off the record autoindulgente

Este blog ha estado abandonado por largo tiempo, no hay justificación posible y hay sí la promesa de continuarlo en algún momento de este año (probablemente a fines del mismo).
Por lo pronto comparto noticias, el año 2011 me puse la tarea de finalmente publicar un libro, lo cual conseguí luego de bastante trabajo y mucha ayuda.
Es un libro de poesía, se llama Maniqueísmos y trata más o menos de esto:

En sospechas

Del origen de las palabras y del óxido de sus esquinas, hablamos del tedio y de las cosas grises que rodeaban nuestras preciosas pupilas coloradas, hablamos. Acrecentamos el ruido del mundo por un par de horas y después nos desdijimos, con un abrazo pálido y un beso en la mejilla hicimos de la noche nuestro mejor pretexto y del día la materialización de todo lo irreal y extraño.
Del silencio de tu boca habítame, presencia conmiserada y rebelde. Idealizamos a todo lo muerto nada más que porque no nos gusta lo que dura y sí lo que acaba y más lo que no vuelve.
Siempre que dejamos que nos entrara la mañana por los ojos, siempre que esperamos el abrasador espejo de la gente, siempre tuvimos que renunciar a algo. No olvides que en el borde de esta musicalidad descansa esa a la que no accederás sin al menos un par de traiciones, porque qué se escapa junto al vapor que revela el invierno, fugitivo y feroz horizonte, no más espinas, verás, lo lúdico nos llegó hasta acá, punto.
Quiso la victoria pero no la guerra, ingenuidad desbordada. Quiso el agua pero no la sed, creó la espera de las estatuas, creó el silencio y la inmutable estrella y su cadáver de luz.
Dame el espacio y te diré lo que no alcanza, lo que queda irremediablemente fuera porque somos demasiado inteligentes como para saber alejar las palabras.
Las canciones no eran lo suficientemente.
Siempre se da cuenta tarde de que ha renunciado a algo, y ese “tarde” es solamente la memoria del olvido, se sabe que algo se ha ido, pero ya no importa, se ha perdido para siempre esa estrofa de una canción a la que le recordamos vagamente la melodía.
Tarareo, la vida como un tarareo.
Al final lo que recordaba era la nostalgia por lo perdido, y cada gesto interrogaba a las circunstancias de ese desencuentro y de esa muerte.
Los colores alguna vez significaron algo, etiquetas, personas nombradas por sensaciones, ahora lo que queda es la memoria de una huida y las muchas formas que puede adoptar el silencio y el cobarde y el nocturno.
El error siempre es separar las manos. Mientras el calor se desvanece, la desesperación y la tormenta, pero luego el frío y la pregunta:
¿Fue diferente alguna vez?
Pero luego el frío y la respuesta.

Está publicado bajo samSara editorial y puede conseguirse contactando con ellos haciendo click aquí.

Cualquier comentario en este post o, como siempre, al correo electrónico devanada@gmail.com 

Saludos y gracias por la paciencia.